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Comentario al Evangelio según San Lucas 21, 20-28

Actualizado: 30 nov 2020


Jueves XXXIV Semana

Tiempo Ordinario

26 de Noviembre de 2020


Evangelio


Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo señalado por Dios


+ Del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando vean a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días serán de castigo para que se cumpla todo lo que está escrito.


¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo que Dios les ha señalado.


Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”.


Comentario al Evangelio


Esta es la tercera vez que Jesús anuncia la destrucción de Jerusalén: “esos días serán de castigo…”. El evangelista Lucas también mezcla dos planos: el de la caída de Jerusalén, que probablemente cuando escribió su evangelio ya había sucedido, y el día final del mundo, la segunda venida de Cristo, precedida de signos en el sol y las estrellas, y el estruendo del mar y el miedo y la ansiedad ante “las cosas que vendrán sobre el mundo”. La perspectiva es diversa, es optimista: “Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad”. El anuncio que hace Jesús de estas cosas, más que aterrarnos o entristecernos, pretende animarnos y llenarnos de esperanza, propio del tiempo que estamos pronto a comenzar la siguiente semana con el Tiempo de Adviento.


Cfr. Actualidad Litúrgica n. 253

Reflexionamos


· ¿Cómo relaciono el mensaje de Jesús con mi vida?

· ¿A qué se refiere el evangelio cuando dice que debo estar preparado?

· ¿Sé que ésta es la última semana del Año Litúrgico y estamos por empezar un nuevo año?



Nos comprometemos


Agradecimiento: El agradecimiento es suscitado por el asombro y el sobrecogimiento ante algo valioso que nos es ofertado gratuitamente. A veces se le manifiesta agradecimiento a alguna persona sencillamente porque existe. Uno se siente asombrado y sobrecogido por el enriquecimiento que debe a tal persona y se siente agradecido porque exista y sea tal como es. Esta forma de ser responde a ciertos dones naturales y al esfuerzo realizado para desarrollarse cabalmente. Este esfuerzo merece reciprocidad y aquellos dones suscitan gratitud hacia Quien es el origen de todo bien.

Gustavo Villapalos y Alfonso López,

El libro de los valores, Ed. Planeta, 2001.



El agradecimiento suscita generosidad


Es más bello dar que recibir porque indica generosidad. Si ésta es recíproca, resulta doblemente bello.

Infancia y poesía


Recuerdo también que una vez, buscando los pequeños objetos y los minúsculos seres de mi mundo en el fondo de mi casa, encontré un agujero en una tabla del cercado. Miré a través del hueco y vi un terreno igual al de mi casa, baldío y silvestre. Me retiré unos pasos porque vagamente supe que iba a pasar de largo. De pronto apareció una mano. Era la mano pequeña de un niño de mi edad. Cuando me acerqué, ya no estaba la mano y en su lugar había una diminuta oveja blanca.


Era una oveja de lana desteñida. Las ruedas con que se deslizaba se habían escapado. Nunca había visto yo una oveja tan linda. Fui a mi casa y volví con un regalo que dejé en el mismo sitio: una piña de pino, entreabierta, olorosa y balsámica que yo adoraba.


Nunca más vi la mano del niño. Nunca más he vuelto a ver una ovejita como aquélla. La perdí en un incendio. Y aún ahora, en estos años, cuando paso por una juguetería, miro furtivamente las vitrinas. Pero es inútil. Nunca más se hizo una oveja como aquella.


Pablo Neruda, Confieso que he vivido. Memorias, Ed. Seix Barral, 1993.




V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!


V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!


V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

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