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Comentario al Evangelio del 21 de julio

Martes XVI Semana

Tiempo Ordinario

21 de Julio de 2020

Evangelio

Señalando a sus discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos.

+ Del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús: “Oye, ahí afuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”.

Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Comentario al Evangelio

Este fragmento del Evangelio de san Mateo, pone en claro lo que para muchos resulta difícil comprender cuando nos referimos a la familia de Jesús, integrada por Jesús, María y José. Los hermanos de Jesús son los que cumplen la voluntad de Dios, por eso Jesús señala “con la mano a sus discípulos” diciendo: “Éstos son mi madre y mis hermanos”. La invitación a formar parte de la familia de Dios implica ser verdaderos discípulos que sepamos cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida.

Reflexionamos

· ¿Reconoces a Dios como Padre?

· ¿Rezas el Padre Nuestro con la conciencia de ser su hijo?

· ¿Te das cuenta que todos somos hijos de Dios y por consiguiente hermanos?

Nos comprometemos

Amistad: La palabra amistad procede de la voz del latín vulgar amicitas, derivada a su vez de amicus (amigo) y amare (amar). La amistad es una de las formas más nobles del movimiento amoroso que vincula al hombre son los seres de su entorno.

Gustavo Villapalos y Alfonso López Quintas,

(El libro de los valores, 2001).

La amistad genera confianza

Una de las características de los buenos amigos es la confianza en el trato mutuo. Como el encuentro humano implica, al mismo tiempo, cercanía y distancia, la confianza no debe nunca extralimitarse, para no causar molestias o resultar chabacana. Mantenida en sus justos límites, cobra a veces acentos de una indefinible ternura, como sucede en la anécdota que sigue.

Cuando murió Madame de la Sablière (1693), La Fontaine, que había vivido en su casa durante veinte años, se encontró completamente desamparado. Su amigo, el consejero D’Hervat, al conocer la noticia de la defunción, pensó inmediatamente en el viejo fabulista y resolvió, de acuerdo con su mujer, ofrecerle hospitalidad. Al dirigirse a la casa mortuoria encontró en la calle a La Fontaine.

-Querido amigo –le dijo D’Hervat-, mi mujer y yo hemos calculado la inmensidad de vuestra pena y soledad, y os rogamos que vengáis a nuestra casa.

La Fontaine abrió los brazos a su amigo y dijo, con la mayor sencillez:

-A ella iba.

Diccionario Ilustrado de anécdotas,

(Gustavo Gili, Barcelona 1965)..

V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!

V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!

V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

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