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Foto del escritorLa Salle Nezahualcóyotl

Comentario al Evangelio del 17 de junio

Miércoles XI Semana

Tiempo Ordinario

17 de Junio de 2020

Evangelio

Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

+ Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contario, no tendrán su recompensa con su Padre celestial.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calle, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto: y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

Comentario al Evangelio

El fragmento del Evangelio del día de hoy nos sitúa en el centro del “Sermón de la montaña” (Mt 5-7), es un extenso discurso sobre las enseñanzas de Jesús. Nos presenta los tres principales componentes de la piedad judía que son: la oración, el ayuno y la limosna. A su vez estas líneas de acción se concretan en relación con Dios, con uno mismo y con los demás. Y nos invita a celebrar el verdadero sentido de estas prácticas que deben de estar alejadas del protagonismo humano, evitando todo tipo de alarde y presunción, sin buscar el reconocimiento y aprobación de los demás sino una ofrenda agradable, sencilla y discreta ofrecida a Dios.

Cfr. Actualidad Litúrgica n. 274.

Reflexionamos

· ¿Qué tan honesto eres contigo mismo y con los demás?

· ¿Consideras que puedes ir viviendo a base de mentiras, engaños y apariencias?

· ¿Estás dispuesto a ofrecer algún sacrificio por el bien de otra persona?


Nos comprometemos

Honestidad: Es el valor de reconocer lo que se es, lo propio de lo impropio. La capacidad de mostrarse auténtico, sin quitar nada a nadie. La facultad de ser leal siempre que sea necesario y ante toda circunstancia adversa o desfavorable. Es el valor ligado a la sinceridad y la verdad siempre.

Alfonso Barreto (Cuentos y fabulas para la formación en valores, 2013)

El pasaje evangélico nos presenta a Jesús enseñando el verdadero sentido de esas obras de piedad y nos puede resultar duro su mensaje al llamar «hipócritas» a aquellos que se sirven de esos actos para ganarse el favor y estima de las demás personas olvidándose de Dios.

Pidámosle al Señor que nos ayude a vencernos a nosotros mismos y a buscarle siempre a Él


El lobo moribundo

Moribundo se hallaba el lobo, haciendo examen de conciencia de su vida pasada.

-Pecador soy ciertamente –dijo- ; pero de los mayores… me parece que no. Mal tengo hecho; pero igualmente mucho bien. Recuerdo que una vez, a un cordero, que balaba perdido del hato, lo tuve tan cerca que muy bien hubiera podido apretarle el gañote. Y nada hice. Entonces también oí, con la mayor magnanimidad, la mofa y las injurias de una oveja. Y eso que no había por allí perro que la amparase.

-De todo lo cual certifico yo –contestó el amigo zorro, que lo auxiliaba-, porque todavía me acuerdo bien de todas las circunstancias del caso. Fue cabalmente cuando tan apurado te viste, casi ahogado con aquel hueso que la piadosa grulla te sacó luego de la garganta. ¿Te acuerdas?

Gottlieb Lessing, (Las mejores fábulas,

Selección José Repollés, Óptima Editorial, 2000).


V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!

V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!

V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

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