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Comentario al Evangelio del 13 de junio

Lunes XV Semana

Tiempo Ordinario

13 de Julio de 2020

Evangelio

No he venido a traer la paz, sino la guerra

+ Del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-11, 1

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.

Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.

Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa”.

Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.


Comentario al Evangelio

Seguimos en esta lectura continua del Evangelio de san Mateo en este discurso que podríamos denominarlo vocacional. Recordemos que toda vocación implica una elección y Jesús nos dice que tomar una elección implica ejercer violencia interna, es decir, entrar en confrontación con nosotros mismos y con los demás. Estas instrucciones y enseñanzas de Jesús son claras. Seguirlo no es grato para todos: “No piensen que he venido a traer paz a la tierra”. Tan sencillo como cuando iban tus papás a Misa a la Iglesia y te invitaban a ti y cuál era tu respuesta? Habitualmente era no, no a las cosas de Jesús, no a su llamado, no a seguirle, no a escucharle y esto no era motivo de discusión entre tú y tus papás? Lo que sigue del Evangelio son las propuestas de Jesús y el fundamento del llamado.


Reflexionamos

· ¿Habitualmente cuál es tu motivo de discusión con los demás?

· ¿Tienes capacidad de comprensión y sabes escuchar al otro?

· ¿Has pensado ser sacerdote o religiosa?

Nos comprometemos

Autodominio: A muchos les parece que «autodominio» significa apretar los dientes, hacerse el desentendido y mantener los sentimientos bajo control. Pero no es eso lo que quiere decir. Los griegos hablan de autarkeia. Goza de autarquía la persona que, en el ámbito donde vive, es dueña de sí misma y no se deja dominar por otros. Los griegos piensan que sólo merece ser llamado humano quien tiene control de sí mismo, es interiormente libre y no se deja dominar por los caprichos ni por los demás.

Anselm Grün, (El libro de los valores, 2007).

Las omisiones engendran lamentaciones

La viuda de F. D. Roosvelt –que había sido presidente de los Estados Unidos de 1904 a 1909- era una mujer de gran carácter. En una ocasión, alguien le felicitaba por su energía. Ella se limitó a contestar:

-No es que tenga tanta. Lo que pasa es que no la malgasto con lamentaciones.

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Lamentarse es estéril. Lo útil es aprender de los errores, arreglar lo que se puede arreglar y rectificar. Decía Ortega y Gasset que las lamentaciones de una época son fruto de las omisiones de la época precedente. Y eso ocurre a nivel individual.

Muchas veces las cosas nos cuestan, no porque sean difíciles, sino porque nos faltan fuerzas o arrestos para enfrentarnos con ellas.

Como afirma un buen humorista, en todas las oficinas, talleres y lugares de trabajo, hay una serie de cosas que no se pueden hacer: siempre han sido y siguen siendo imposibles… hasta que llega un imbécil que no lo sabe y las hace.

Agustín Filgueiras Pita,

Orar con… Un pan para cada día, (Bilbao, 2004).


V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!

V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!

V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

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